Lava antes todo lo que guardes

Para evitar olores extraños, es imprescindible que todo lo que vayas a guardar durante el verano haya pasado antes por la lavadora. Eso ayudará a mantener en perfecto estado cada prenda y te facilitará enormemente la tediosa tarea de volver a sacarla cuando toque. Además, puedes añadir bolsitas con aromas florales o frutales para que tu ropa siga oliendo bien después del verano.
Varios trucos: No es conveniente planchar la ropa porque fijará gérmenes y suciedad invisible. Ya tocará hacerlo cuando lo vuelvas a rescatar para eliminar los pliegues de estar guardada. Se pueden evitar pliegues de doblado si las prendas más resistentes se guardan enrolladas.

Ordena la ropa por categorías

Ahorrarás espacio y tiempo si clasificas la ropa por su tipología: jerséis, camisas, camisetas, pantalones, pijamas, calcetines y medias, ropa interior, … Además, si en un momento determinado necesitas recuperar algo, será más fácil encontrarlo y volver a colocarlo en su sitio.

Si vives en zonas donde hay clima de entretiempo también puedes organizar la ropa según el nivel de abrigo que proporcione. Así podrás sacarla en dos fases: en otoño, cuando el clima es aún templado, y en invierno, cuando los abrigos y jerséis gruesos se hacen indispensables.

Cuidado con las polillas

Son el terror de nuestras prendas favoritas y, aunque a veces no las veamos, están ahí. Para evitar esos agujeros que aparecen como por arte de magia cuando sacamos la ropa de invierno del altillo del armario es conveniente seguir varias reglas:

  • Mantén los armarios limpios y sin humedades
  • Usar las tradicionales bolitas de naftalina o el alcanfor (hoy en día las venden perfumadas)
  • Deshacerte de ropa que haya estado en contacto con polillas, para evitar su procreación.
  • Planchar las prendas también asegura que acabaremos con las posibles larvas.
  • Remedios caseros: lavanda, mondas de limón y naranja, aceite o madera de cedro, tomillo, menta, etc.

Utiliza contenedores apropiados

Hoy en día los puedes encontrarlos en cualquier supermercado o superficie especializada.

Las más cómodas son las cajas de plástico flexible, preferiblemente con refuerzos en la base y los lados, para que la colocación sea más sencilla. Y si tienen ruedas pueden ser muy cómodas para guardar debajo de la cama.

También existe la opción de las bolsas herméticas de las que se puede extraer el aire evitan la entrada de insectos y humedad, ahorran espacio y permiten visualizar lo guardado con facilidad.

Para evitar manchas y olor a cerrado se recomiendan las bolsas de tela, pero dejan paso a la humedad y los insectos. Las cajas de cartón son baratas y se recomiendan porque absorben la humedad. Sin embargo necesitan apoyo contra las polillas al no ser herméticas. Lo ideal es forrarlas de tela.

Y otra posibilidad es guardar la ropa en maletas, una forma ideal para «reciclar» las más obsoletas.

Trajes y vestidos delicados

Utiliza armarios portátiles o burros para colgar en perchas las prendas más delicadas. Trajes y vestidos de fiesta, bodas y comuniones son los inquilinos perfectos de estos espacios. Los pantalones por ejemplo, con espumilla en la percha para evitar que dejen marcas o de varias baldas para ahorrar espacio.

Los edredones y las mantasropa de cama

Una vez limpios, la mejor forma es guardarlos en fundas herméticas a las que se les vacía el aire. Ocupan menos espacio, están ordenadas y visibles (suelen ser transparentes), evitan olores y la entrada de insectos y suciedad.

Despréndete de lo que no utilices

El cambio de estación en tu armario es el momento ideal para desprenderse de esas prendas que guardas, pero que no utilizas.

Una posibilidad es reciclarla y/o donarla en Humana, en esta web encontrarás los puntos de tu ciudad donde puedes llevar la ropa.